viernes, 27 de febrero de 2009

Introducción

Por Siglo de Oro se entiende la época clásica o de apogeo de la cultura española, esencialmente el Renacimiento del siglo XVI y el Barroco del siglo XVII. Ciñéndose a fechas concretas de acontecimientos clave, abarca desde la publicación de la Gramática castellana de Lebrija en 1492 hasta la muerte de Calderón en 1681.
La época del imperio español atravesó una etapa de auge y esplendor en el siglo XVI y una de lenta decadencia en el siglo XVII. Los dos siglos de la dinastía de los Austrias fueron, desde luego, los de máximo poderío, de florecimiento de la cultura en el Siglo de Oro, de expansión en el mundo y de identificación del poder político y cultural con la defensa de los valores del catolicismo. Pero el Imperio fue acumulando grandes problemas internos y externos que llevaron a la desaparición de su hegemonía en Europa, consumada al morir el último monarca de la casa de Austria, Carlos II, en 1700.

Auge del imperio

La herencia de los Reyes Católicos recayó en la dinastía de los Habsburgo (casa de Austria). El nieto de Fernando e Isabel, Carlos de Habsburgo, reunió en su persona las coronas de la monarquía hispánica, con sus dominios en Europa y América, y a ellos se añadieron los recibidos por la herencia de sus abuelos paternos, Maximiliano de Habsburgo y María de Borgoña. Esta herencia territorial se completó políticamente cuando Carlos fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Su hijo Felipe II llegó a gobernar sobre el vastísimo conjunto de territorios integrado por las coronas de Castilla y Aragón, Navarra, el Rosellón, el Franco Condado, los Países Bajos, Sicilia, Cerdeña, el Milanesado, Nápoles, diversas plazas norteafricanas (Orán, Túnez), Portugal y su imperio afroasiático, toda la América descubierta y Filipinas.

Carlos I

Hijo del archiduque Felipe I el Hermoso y de la reina castellana Juana I la Loca, nació el 24 de febrero de 1500 en la ciudad flamenca de Gante (actual Bélgica). En su persona se concentraron las dispares herencias de cuatro dinastías. En 1516 se convirtió en rey de España y en 1519 logró su máxima aspiración a convertirse en emperador.
Política interior:
Carlos I tuvo que hacer frente a las sublevaciones de las Comunidades y las Germanías, que tuvieron el carácter de revueltas políticas, pero también fueron revueltas sociales y antiseñoriales.
Política exterior:
Los enfrentamientos con Francia fueron numerosos. Los dos motivos del conflicto fueron el dominio en los reinos y ducados de Italia, fundamentalmente el Milanesado, y la pugna de los reinos de Flandes y Borgoña. El enfrentamiento en esta época terminó con la Paz de Crépy (1544).
Carlos V hizo de la lucha contra el protestantismo un objetivo fundamental. El enfrentamiento tuvo lugar en dos frentes: el político-militar y el eclesiástico. Carlos derrotó a la liga de los príncipes protestantes en la batalla de Mülhberg (1547), pero no pudo acabar con el problema.
Otro problema fue el dominio del Mediterráneo. Carlos V lanzó con éxito un ataque contra Túnez en 1535, pero fracasó en Argel en 1541.
La primera rebelión de los Países Bajos tuvo lugar en 1566. Las causas fueron religiosas e independistas. Finalmente, el sur se identificó con el catolicismo y el norte, las futuras Provincias Unidas de Holanda, con el calvinismo, una rama del protestantismo.
España e Inglaterra tenían interés en el dominio del Atlántico, a causa de América. El enfrentamiento parecía inevitable pero en tiempos del emperador Carlos no hubo guerras.

Felipe II

Nació en Valladolid el 21 de mayo de 1527 y reinó sobre la unidad territorial más amplia de la edad moderna puesta bajo un mismo cetro.
Política interior:
Felipe II se situó de forma decidida en la defensa de los principios del Concilio de Trento. Por ello, se persiguió la herejía, se prohibió la importación de libros y cursar estudios en el extranjero.
La monarquía anuló todos los particularismos étnico-religiosos de los moriscos. Por ello se produjo una insurrección en la Alpujarra, revuelta que fue sofocada por Juan de Austria, hermanastro del rey. Las bancarrotas fueron características durante todo su reinado.
Política exterior:
Para mantener y proteger su imperio estuvo inmerso continuamente en todos los conflictos europeos.
La enemistad con Francia se incrementó aún más. El primer episodio bélico fue la batalla de San Quintín (1557) con victoria de los Tercios españoles, que fue celebrada con la construcción del monasterio de El Escorial. Pero la lucha continuó durante todo el reinado de Felipe II.
Para detener el empuje de Solimán el Magnífico en el Mediterráneo, España, Venecia y el Papado constituyeron la Santa Liga en 1571. El enfrentamiento decisivo se dio en el golfo de Lepanto (1571) y significó una gran victoria de los cristianos.
En cuanto a los Países Bajos, Felipe II llevó a cabo una durísima represión, pero la rebelión nunca fue enteramente controlada.
En su enfrentamiento contra Inglaterra, Felipe II preparó la Gran Armada (Armada Invencible), la flota más grande de la época de los Austrias. Diezmada sin conseguir sus objetivos, abandonó el mar del Norte.

El declive político, económico y militar: La época de los validos

El siglo XVII registró la pérdida progresiva de la hegemonía política de la monarquía hispánica en el ámbito europeo. Este declive coincidió con la decadencia económica de Castilla, núcleo esencial de la monarquía, y con una grave crisis social y política en el conjunto del territorio peninsular.
Tras la muerte de Felipe II, en 1598, se sucedieron tres reinados cuyos monarcas reciben el nombre de Austrias menores, por comparación con sus antecesores (Austrias mayores). Estos se encargaron personalmente del gobierno de sus reinos, mientras que los del siglo XVII recurrieron a validos, o privados, para gobernar. El valido era un personaje de la alta nobleza, aunque también los hubo del clero e, incluso, plebeyos, que desempeñaba las funciones del gobierno con la confianza del rey.
El siglo XVII se caracterizó por una crisis demográfica. La población de los reinos hispánicos retrocedió, sobre todo en Castilla y Extremadura. Las causas hay que buscarlas en el flujo migratorio hacia América, las constantes guerras, la expulsión de los moriscos y el conjunto de epidemias y malas cosechas que asolaron el territorio peninsular.
A la crisis demográfica se unió una grave recesión económica. La agricultura empeoró su ya difícil situación, produciéndose un despoblamiento de muchos núcleos rurales y un aumento de los impuestos. También la ganadería se vio afectada.
A esta situación se unió un importante descenso de la llegada de partidas de plata americana. Esto provocó la bancarrota de las finanzas estatales. Los gastos del Estado no solo no se redujeron, sino que aumentaron en el siglo XVII como consecuencia de las guerras, y el Tesoro real atravesó una perpetua carencia de fondos. Las constantes subidas de impuestos y los intentos de distribuir su carga entre los reinos peninsulares no hicieron más que agotar a los contribuyentes. Se recurrió también al préstamo con banqueros nacionales o internacionales. Finalmente, agotados todos los recursos, se recurrió a la emisión continua y masiva de moneda de baja calidad en la que se mezclaba la plata con el cobre (vellón), lo que ocasionó una alta inflación (elevación de los precios) por el escaso poder adquisitivo de la moneda. Todo ello no evitó las bancarrotas y suspensiones de pagos.

Felipe III

Nació en Madrid el 14 de abril de 1578 y fue el último hijo varón sobreviviente del rey Felipe II, habido en su cuarto y último matrimonio, contraído con Ana de Austria. Débil y tímido por naturaleza, educado por tutores aristócratas y eclesiásticos, resultó de carácter extremadamente religioso.
En abril de 1599 contrajo matrimonio con su prima Margarita de Austria, de la que tuvo ocho hijos, entre los que destaca el futuro rey español Felipe IV.
Política interior:
Su reinado dio comienzo el 13 de septiembre de 1598. Desde 1598 gobernó como valido el duque de Lerma, amigo personal del rey. El monopolio en el reparto de privilegios le permitió formar una poderosa facción política. Precisamente el intento de incrementar esta influencia y de escapar a las críticas que se lanzaban a Madrid contra su privanza, explica el traslado entre 1600 y 1606 de la corte, y por tanto de la capital, a Valladolid.
Tampoco fue acertado el decreto de expulsión de los moriscos en 1609.
El deterioro de la situación política y la crisis económica llevaron a sustituir a Lerma por el duque de Uceda. Se recortó entonces la libertad de acción del nuevo valido.
Política exterior:
España gozó de una época de paz hasta 1618, año en el que al apoyar España al rey de Bohemia se vio inmersa en la Guerra de los Treinta Años.