viernes, 27 de febrero de 2009

Auge del imperio

La herencia de los Reyes Católicos recayó en la dinastía de los Habsburgo (casa de Austria). El nieto de Fernando e Isabel, Carlos de Habsburgo, reunió en su persona las coronas de la monarquía hispánica, con sus dominios en Europa y América, y a ellos se añadieron los recibidos por la herencia de sus abuelos paternos, Maximiliano de Habsburgo y María de Borgoña. Esta herencia territorial se completó políticamente cuando Carlos fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Su hijo Felipe II llegó a gobernar sobre el vastísimo conjunto de territorios integrado por las coronas de Castilla y Aragón, Navarra, el Rosellón, el Franco Condado, los Países Bajos, Sicilia, Cerdeña, el Milanesado, Nápoles, diversas plazas norteafricanas (Orán, Túnez), Portugal y su imperio afroasiático, toda la América descubierta y Filipinas.

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