viernes, 27 de febrero de 2009

El declive político, económico y militar: La época de los validos

El siglo XVII registró la pérdida progresiva de la hegemonía política de la monarquía hispánica en el ámbito europeo. Este declive coincidió con la decadencia económica de Castilla, núcleo esencial de la monarquía, y con una grave crisis social y política en el conjunto del territorio peninsular.
Tras la muerte de Felipe II, en 1598, se sucedieron tres reinados cuyos monarcas reciben el nombre de Austrias menores, por comparación con sus antecesores (Austrias mayores). Estos se encargaron personalmente del gobierno de sus reinos, mientras que los del siglo XVII recurrieron a validos, o privados, para gobernar. El valido era un personaje de la alta nobleza, aunque también los hubo del clero e, incluso, plebeyos, que desempeñaba las funciones del gobierno con la confianza del rey.
El siglo XVII se caracterizó por una crisis demográfica. La población de los reinos hispánicos retrocedió, sobre todo en Castilla y Extremadura. Las causas hay que buscarlas en el flujo migratorio hacia América, las constantes guerras, la expulsión de los moriscos y el conjunto de epidemias y malas cosechas que asolaron el territorio peninsular.
A la crisis demográfica se unió una grave recesión económica. La agricultura empeoró su ya difícil situación, produciéndose un despoblamiento de muchos núcleos rurales y un aumento de los impuestos. También la ganadería se vio afectada.
A esta situación se unió un importante descenso de la llegada de partidas de plata americana. Esto provocó la bancarrota de las finanzas estatales. Los gastos del Estado no solo no se redujeron, sino que aumentaron en el siglo XVII como consecuencia de las guerras, y el Tesoro real atravesó una perpetua carencia de fondos. Las constantes subidas de impuestos y los intentos de distribuir su carga entre los reinos peninsulares no hicieron más que agotar a los contribuyentes. Se recurrió también al préstamo con banqueros nacionales o internacionales. Finalmente, agotados todos los recursos, se recurrió a la emisión continua y masiva de moneda de baja calidad en la que se mezclaba la plata con el cobre (vellón), lo que ocasionó una alta inflación (elevación de los precios) por el escaso poder adquisitivo de la moneda. Todo ello no evitó las bancarrotas y suspensiones de pagos.

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