
No obstante, en este esplendor generalizado, destaca la ausencia de la ciencia española. En el XVII, la ciencia española no se incorporó a la gran revolución científica que se desarrolló en Europa. Muchos han dicho que la presión de la censura católica, el aislamiento del exterior y el escaso impulso desde el poder, limitaron el auge de la ciencia en España. En cualquier caso, hubo ciencia en el país, las creaciones exteriores fueron conocidas, pero España no produjo científicos de la categoría de los de otras naciones europeas. Ese retraso significaría, en el futuro, un gran obstáculo.
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