viernes, 13 de febrero de 2009

Escultura

En cuanto a la escultura renacentista, las características generales son el predominio de lo religioso con el consiguiente rechazo de temas profanos, el gusto por lo directo, lo expresivo y el realismo, y el uso de la madera policromada, tanto para retablos como para imágenes.
Las figuras más relevantes fueron Alonso Berruguete, que se define por su gusto por lo inestable, por el canon alargado y el movimiento de las figuras, y Juan de Juni, de posible origen francés, que se caracteriza por la teatralidad de sus grupos escultóricos, las formas amplias y musculosas, y el perfeccionismo unido a la búsqueda de un profundo dramatismo.
El realismo y la intensa preocupación por el detalle, puestos al servicio del fervor religioso contrarreformista, son las características esenciales de la escultura barroca española. Las figuras generalmente se pintan (policromía) e incluso a veces llegan a emplearse ojos de cristal, vestimentas auténticas y pelo natural. Entre los trabajos más destacados se encuentran los retablos para los altares de las iglesias, algunos de ellos de considerable tamaño y riqueza, realizados por equipos de escultores y arquitectos.
Los principales escultores fueron Gregorio Fernández, máximo exponente de la escuela castellana, con impresionantes tallas de Inmaculadas, Piedades y Cristos yacentes; y los representantes de la escuela andaluza, en especial Juan Martínez Montañés, Pedro de Mena, Juan de Mesa y Alonso Cano. Estos últimos repartieron entre Sevilla y Granada buena parte de sus Cristos crucificados, Inmaculadas, santos y otros temas típicos de los pasos procesionales para los que iban destinadas muchas de estas imágenes cargadas de realismo, expresividad y fervor religioso.

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